Paula, el origen de los nervios de Bustamante
“Está desquiciado”, dicen desde el entorno próximo al cantante. “Y no es por la prensa”, concluyen. El origen del estado de nervios que muestra David Bustamante en las últimas semanas poco tiene que ver con las cámaras que le acechan en busca de una confirmación definitiva de su estado civil después de llevar ocho meses fuera de su hogar. A los periodistas les toca pagar el pato de un estado emocional que está llegando al límite de lo soportable, pero en quienes informan sobre su vida no está el origen del problema. La situación de incertidumbre a la que le arrastra su todavía mujer, Paula Echevarría, quien se niega a tomar una decisión definitiva sobre su matrimonio, es la causa real de la tensión que se está apoderando del artista.
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Fuentes cercanas a Bustamante eran conocedoras de la intención del cántabro de formalizar su situación al finalizar el verano. Septiembre era un mes apropiado para poner negro sobre blanco en los términos de su separación y organizar la nueva vida de quienes un día formaron una familia. Con el inicio del curso por delante, David había manifestado a sus íntimos su deseo de empezar de cero junto a su hija de la forma que fuera más positiva para todos, pero sobre todo para la menor. Es por ello que su primera intención de acuerdo con Paula fue la de dejar el hogar familiar como vivienda de Daniella y, aceptando los dos una custodia compartida, disfrutar los progenitores de la niña en su propia casa en los periodos correspondientes. Eso evitaría que la niña tenga que estar cambiando de domicilio y favorece su estabilidad.
Paula Echevarría y David Bustamante en la comunión de su hija Daniella el pasado mes de junio / Gtres
Rechazada esta intención, la actriz tampoco ha querido valorar la segunda alternativa del cantante: venderle su veinte por ciento de la casa -David es dueño del ochenta por ciento restante- y buscarse ella otro domicilio. El motivo esgrimido en ambos casos por el nuevo rostro de ficción de Mediaset –contrato que ha firmado Echevarría recientemente- es que “nunca se sabe lo que puede pasar”. Con esta frase Paula le da alas a las ilusiones de su todavía marido cada vez que este se plantea legalizar una situación que en estos momentos le es del todo desfavorable.
Fuera de su casa desde el mes de enero, Bustamante vive solo en un piso a varios kilómetros de su hija. Sus padres han abandonado dicha vivienda para que esté más tranquilo pero, sobre todo, porque ya no son bien recibidos en la casa de su nieta, regentada hoy en exclusiva por Paula. Ayudar con la pequeña era el motivo que les hizo abandonar San Vicente de la Barquera e instalarse en Madrid hace ya algunos años. Con la situación actual, los Bustamante no han visto otra opción que hacer las maletas y volver a Cantabria. Así que David recorre los 400 km de distancia cada vez que puede estar con Daniella para que la niña esté con los suyos.
David Bustamante visita a su hija en el que fuera el hogar familiar / Gtres
Sus visitas a su hija penden de la sintonía que haya con la madre, pues no hay papel que rija sus derechos como padre. Sin separación formal, todo depende de la buena fe que pongan las partes, y no es todo siempre tan fácil como quieren hacer ver. Así las cosas, el cantante vive en un ‘sí pero no’ que se le está haciendo muy cuesta arriba. Mientras Paula sube como la espuma –a su reciente fichaje televisivo se suma una popularidad in crecendo-, David desciende a los infiernos de la incertidumbre y la desventaja. Desde su círculo más próximo, intentan abrirle los ojos para que, con o sin la aprobación de Paula, ponga punto final a una situación que le está desgastando personalmente. Su estado de nervios ante las cámaras es solo la punta del iceberg de un problema mucho más profundo que la pregunta incómoda de un periodista.